sábado, 28 de julio de 2018

El método Beckett

Beckett, en "El innombrable", hace un experimento filosófico curioso que consiste en preguntarse: ¿cómo contar lo que un hombre es (o hubiera sido) antes de cruzar ese "umbral" que es el lenguaje? Y para llevarlo a cabo elige una metodología particular también, ya que la novela está completamente compuesta por un único soliloquio.  Y esta contradicción, a saber: la de alguien que no puede dejar de hablar pero que al mismo tiempo no puede "decir quién es", es el punto de partida de la novela, y su razón de ser.
Las preguntas son, entonces: "¿quién soy yo?, ¿quién es, yo?, ¿soy yo, yo mismo, o soy una mezcla de mis congéneres? ¿Y cómo hacer para decirlo, para contarlo?" Esta identidad incierta cruza al protagonista a lo largo de todo el texto, incluso contaminando su noción espacio-temporal. "¿Estoy quieto, yo? ¿Veo a otros pasar, o quien pasa soy yo? ¿Alrededor de qué? Y al fin, un hombre, ¿qué es: una isla, un continente o el universo?


domingo, 15 de julio de 2018

Elegía de los solitarios

"La soledad crea monstruos" es una de las mejores frases de este libro. Pero, ¿qué tipo de monstruos? ¿Divinos o terrenales? A juzgar por la frase del prólogo, "En mi opinión, Dios es una persona excepcional", atribuida a un tal Marius Ambrosinus, uno podría decir que esa ambigüedad no queda resuelta. Sin embargo, en la tensión entre lo espantoso y lo humano, en esa línea delgada que une el más acá con el más allá, se puede entender este conjunto de relatos brevísimos (o 66 ideas para empezar un buen cuento de ficción) de J. R. Wilcock, quien una vez escribiò: "Lugar común-verdad: el hombre, en cualquier situación en que se encuentre, se encuentra sólo.

El estereoscopio de los solitarios, se puede leer como continuación de El caos, ambos libros de cuentos, aunque quizás este último posea más elementos que dan como resultado la forma tradicional del género.


El estereoscopio de los solitarios, de J. R. Wilcock, La Bestia Equilátera editora