Estos relatos cortos de Katchadjian, tomados de
hechos reales de la historia antigua, algunos otros de mitos de
pueblos o civilizaciones, derivan inesperadamente en hechos actuales,
modernos. Esa mezcla da resultados, además de inesperados, absurdos.
Cierto tono de una primera persona plural en varios de los relatos
provocan una sensación rara, como de estar presenciando el discurso
de un grupo de dementes. Textos relatados por animales y hasta por el miembro de una tribu que no descubrió el lenguaje, pero que sin embargo nos cuenta como va a morir.
La libertad del contenido de cada fragmento de
texto está en relación a las limitaciones de su forma. Alguna vez,
Katchadjian dijo: "Nunca tengo algo que quiera decir antes de
escribir, en el sentido de 'voy a escribir porque quiero decir esto'
y, al contrario a medida que la escritura avanza aparecen cosas que
identifico como 'lo que quería decir'. Entonces, sería algo así:
mientras escribo, la justificación es formal, y si lo termino (es
decir, si no abandono el texto y llego a un final), y me gusta el
resultado, es porque la forma me llevó a un contenido que no
conocía, a algo que quería decir". En esta clave se entiende
toda su obra, y en esta clave la recomendamos. Atentos lectores, ¿qué
tienen para decirnos de este libro?
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